Cómo evitar que te comparen con los ramos del supermercado: crea una categoría propia

Cómo evitar que te comparen con los ramos del supermercado: crea una categoría propia

Si tienes una floristería, seguro que lo has oído más de una vez:

Cuando un cliente te compara con un ramo del supermercado, el problema no es el precio, sino la percepción. Te están comparando como si ofrecierais lo mismo, cuando en realidad no tenéis nada que ver y, por eso, competir por precio es un error.

La solución no es justificarte. Es diferenciarte tanto que ni siquiera te comparen. Como quien no compara un vino de mesa con una botella de autor. Ni un pan industrial con un pan de masa madre. Ni un traje hecho en serie con uno a medida.

El objetivo: cambiar la categoría mental del cliente

En su cabeza, ahora mismo, el cliente tiene esta estructura:

  • Flores = ramos
  • Ramos de súper = baratos
  • Ramos de floristería = caros

Nuestro trabajo es reeducarlo, y enseñarle que no está comparando lo mismo:

El ramo del supermercado es un producto en masa, anónimo, estándar.

El ramo de floristería es un producto artesanal, personalizado, emocional.

No son el mismo producto. No están en la misma liga. Y no deberían costar lo mismo.

1. Crea una categoría propia en la mente del cliente

En lugar de decir “nosotros también vendemos ramos, pero mejores”, empieza a comunicar que lo tuyo es otra cosa:

Tú no haces ramos. Tú haces arreglos florales artesanales. Tú haces regalos vivos. Tú haces emociones que florecen.

Cambia el lenguaje:

  • No digas “ramo”. Di “composición”, “creación floral” o “diseño floral”.
  • No digas “a partir de 25 €”. Di “a medida desde 25 €, cada uno es único”.
  • No digas “más duradero”. Di “hecho para abrir y florecer en casa”.

Cuanto más te alejes del lenguaje del supermercado, menos te meterán en el mismo saco.

2. Usa el precio como prueba de valor, no como obstáculo

Muchos floristas se sienten incómodos justificando sus precios. Pero un precio más alto, bien comunicado, es una señal de calidad, no un defecto.

¿El cliente te dice que es caro? Dale argumentos como estos:

El precio refuerza la categoría. No lo escondas. Resáltalo con orgullo.

3. Educa con imágenes, no con explicaciones

El cliente no siempre entiende con palabras, pero sí con contrastes visuales. Crea contenido tipo “antes / después” o “¿puedes notar la diferencia?”:

  • Una flor de súper vs una flor artesanal (calibre, color, apertura).
  • Un ramo tras 2 días vs uno tras 7 días.
  • Una composición sencilla tuya vs un ramo plástico de supermercado.

Incluye textos como:

Hazlo bonito, limpio, sin atacar. Solo mostrar. El cliente verá la diferencia con sus propios ojos.

4. Aporta emoción y contexto: tú no vendes flores, vendes experiencias

Un ramo de supermercado es un producto. Un ramo tuyo es una historia. Empieza a contar la historia detrás de cada creación:

  • ¿Para quién era?
  • ¿Qué quería transmitir el cliente?
  • ¿Qué flor elegiste y por qué?
  • ¿Qué reacción provocó?

Los supermercados no pueden contar eso. Solo tú puedes. Y eso posiciona tu floristería como algo único, emocional y valioso.

5. Haz que tu presentación sea incomparable

El cliente también “compra con los ojos”. Si tu packaging, tu papel, tus tarjetas o tu jarrón son especiales, ya estás diciendo: esto es otra categoría.

No se trata de gastar más. Se trata de cuidar el acabado:

  • Usa papel kraft o tela, no plásticos.
  • Añade una tarjeta manuscrita con sugerencias de cuidado.
  • Entrega el ramo con agua y bien sujeto: que llegue perfecto.
  • Si puedes, haz un envoltorio que no parezca un ramo más, sino un regalo que apetece abrir.

6. Pon tu proceso en valor (porque ellos no tienen ninguno)

El supermercado solo ofrece un ramo en una cubeta. Tú puedes mostrar:

  • Cómo recibes la flor y la preparas.
  • Cómo diseñas cada composición.
  • Cómo eliges flor a flor para cada cliente.

Publica fotos de tu proceso en redes, cuenta lo que hay detrás de un ramo: tiempo, formación, mimo. Eso no lo puede copiar nadie.

7. Repite este mensaje: “no compito con ellos, hacemos cosas distintas”

Hazlo tu mantra. Que lo entienda tu equipo. Que lo vean tus clientes. Que lo diga tu web. Y cuando alguien diga “es que en el súper están a 5 €”, responde con una sonrisa:

Conclusión: no dejes que te comparen. Hazte incomparable.

No luches por justificar tu precio. Lucha por diferenciar tu propuesta.
No hables de “ramos mejores”. Habla de una experiencia distinta.

Haz que tu cliente entienda que tu floristería no es más cara. Es mejor, porque es otra cosa.

Y una vez lo entienden, ya no vuelven atrás.

Si quieres concienciar a más gente de la diferencia, comparte este artículo.

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